Cajas rojasVermis

En Vermis somos un grupo de emprendedores que decidió tomar acción y crear un cambio significativo. Así nació nuestra granja de insectos, un sueño convertido en realidad a través de dedicación, innovación y un compromiso inquebrantable con un futuro sostenible.

Todo comenzó en una pequeña comunidad rural, Pilas, donde un equipo diverso de defensores del medio ambiente y emprendedores se unieron con un propósito común: encontrar una alternativa viable y respetuosa con el medio ambiente para la obtención de proteína animal. La industria ganadera tradicional estaba generando una huella ambiental masiva, había que buscar soluciones más sostenibles e innovadoras.

Tras innumerables horas de investigación, pruebas y desafíos, dieron con una idea común: criar insectos para obtener proteínas de alta calidad. Aunque en un principio la idea parecía extraña, sabían que los insectos eran una fuente de proteína eficiente, de bajo costo y respetuosa con el medio ambiente.

Con el tiempo, nuestra granja de insectos creció y se convirtió en un modelo a seguir. Optimizamos los procesos de cría y recolección, minimizando el consumo de agua y alimentos, y reduciendo al mínimo los residuos. Además, educamos a la comunidad sobre los beneficios nutricionales y ambientales de consumir insectos, eliminando estigmas y creando una demanda creciente

Hoy, mirando hacia atrás en nuestro viaje, nos enorgullecemos de haber desafiado el status quo y haber demostrado que las soluciones sostenibles pueden ser rentables y transformadoras. Nuestra granja de insectos no solo ha revolucionado la forma en que obtenemos proteína, sino que también dejamos una marca indeleble en la lucha contra el cambio climático y la preservación de nuestro planeta.

PROYECTO

La dependencia de combustibles fósiles, la deforestación, la erosión, la desertificación, las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, GEI, la falta de recursos naturales, entre otros motivos, hacen que nuestro planeta no sea sostenible, ya en nuestra época.

En el año 2020, ya éramos 7,79 billones de personas habitando la tierra, de una forma poco sostenible, puesto que los recursos de la misma son agotables. Además el aumento de CO2 y resto de GEI, están haciendo subir la temperatura del planeta, con efectos cada vez más irreversibles. La temperatura del planeta ha subido en los últimos 20 años más de 1,5 grados Celsius de media, provocando entre otros la desglaciarización de los polos y el fundimiento de las masas de hielo polar.

Además, la población sigue agotando recursos y energías fósiles, siendo la industria la principal consumidora de estos productos. Y el problema sigue agravándose, incluso para la supervivencia del planeta tal y como lo conocemos. Seguimos creciendo en población mundial,

La alimentación del planeta se ve comprometida, así como la sostenibilidad del mismo. Naciones Unidas, la FAO y diversos estudios aseguran que la producción de alimentos es la mayor causante de la reconversión de tierras y pérdida de bosques y que el planeta solo puede alimentar a la mitad de la población mundial actual de forma sostenible sin poner en peligro la alimentación y la supervivencia de las generaciones futuras. Una fórmula de que la industria y la población reduzcan sus insumos naturales, y pueda ofrecer una solución al menos al problema de la alimentación mundial es: la cría de insectos.

La producción de insectos se trata de una actividad que necesita poco espacio, mucho menos que otros modelos agropecuarios, y requiere de poca energía y de mucha menos agua, siendo el producto obtenido en cuanto a valor nutricional muy alto, Tratándose además, de un proceso productivo que podemos considerar muy ecológico, ya que entre otros, el proceso de cría todos los elementos cumplen una función de manera continua, y son reutilizados para su aprovechamiento en diferentes etapas sin apenas generación de desperdicios. Todo se utiliza para la producción o se vende como producto comercial. Además puede reaprovechar subproductos y desechos de otras industrias, incluso residuos domésticos para la alimentación de los insectos.

Por otra parte, el mundo rural, y la “España vaciada” puede ofrecer un espacio alternativo a estas producciones. El mundo rural es mayoritario en España y en Europa, por lo que los pequeños municipios pueden jugar un papel importante en la sostenibilidad a corto y largo plazo en nuestro país y en Europa en general.

La presente granja de insectos, o “biogranja de insectos” se ubica en un pequeño municipio cercano a Sevilla, llamado Pilas, en el polígono Pilasur.

Es un negocio de futuro, que está en auge. Las granjas de insectos son unos de los negocios con mayor potencialidad de desarrollo en esta década, debido a la búsqueda de nuevas alternativas de alimentación para animales y seres humanos, más ecológicas pero sin renunciar al aporte nutricional que otras fuentes de alimentación, como la carne y el pescado, nos aportan.

Al contrario que otras granjas, las granjas de insectos requieren menos espacio y recursos, además de ser más ecológicas por su menor impacto medioambiental que las ganaderías tradicionales por su baja emisión de gases de efecto invernadero.

El consumo de recursos como el agua es también mucho más elevado en especies animales. Las vacas requieren una media de 22.000 litros de agua, las gallinas 2.300 litros y los insectos 1 litro.

Además, organismos como la FAO, apunta el valor socio/humanitario que pueden aportar los insectos, al recomendarlo como principal solución al problema de la hambruna en países en desarrollo.

Por el camino también generamos un fertilizante, denominado guano, que permite producir más del doble de lo que consumimos, contribuyendo a que nuestra huella de carbono sea negativa.

Por último, la quitina obtenida del exoesqueleto de los insectos también tiene múltiples funciones, desde la fabricación de plásticos biodegradables, al tratamiento de aguas residuales, así como su uso en la industria cosmética, farmacéutica, alimentaria, biotecnológica, entre otras.